martes, 29 de mayo de 2007

Decisiones FRANCOMENTE estúpidas

FOTO: LA JORNADA

Pues si, resulta que una de las principales responsables del problema en Chichén Itzá y la Riviera Maya es Teresa Franco, ex directora del INAH, ya que ella autorizó a los dueños del hotel Mayaland, enclavado en el corazón de la zona arqueológica de Chichén Itzá, la ampliación de ese complejo turístico.

Dejo fragmentos de la nota publicada por Teresa Franco en la Jornada.

El empresario Fernando Eugenio Barbachano Herrero, convenció a la funcionaria de que era necesario ''satisfacer la demanda de hospedaje", no obstante saber que los nuevos inmuebles prácticamente se erigirían sobre terrenos plagados de vestigios prehispánicos, muchos sin explorar. Franco autorizó la construcción de 43 palapas, algunas destinadas a habitaciones para los huéspedes y otra para una tienda de artesanías, a unos pasos de la pirámide de El Castillo, principal atracción de la zona. De acuerdo con el convenio de ''colaboración" que la entonces directora del INAH firmó con Barbachano Herrero, por conducto del apoderado de éste, Víctor Manuel Campos Agüero, éstos le ''concedieron" al INAH el ''usufructo" de una fracción del predio.

También en 1994, el 30 de mayo, Franco signó otra ''colaboración" con empresarios turísticos: a la Promotora Xcaret, SA de CV, cuyo presidente del consejo de administración es Miguel Quintana Pali, le otorgó por 25 años el permiso para ''la operación, mantenimiento y administración del desarrollo turístico localizado en terrenos de su propiedad ubicados dentro de la poligonal de la zona arqueológica de Xcaret", en Quintana Roo.

Como acto de ''buena voluntad", los dueños de los terrenos donde se asienta ese centro de diversiones privado donaron al INAH ''a título gratuito, en forma pura, irrevocable y sin carga alguna al instituto, el área de terreno que aloja los monumentos arqueológicos" de Xcaret, ''así como el área de acceso directo a los límites colindantes con la vía pública hasta el grupo principal de monumentos".

Inclusive, el parque se comprometió a pagar al INAH por concepto de entradas una cantidad que, a la fecha, ronda los 2 millones de pesos anuales. Cifra ínfima en comparación con los ingresos que genera Xcaret, con alrededor de un millón de visitantes al año, que pagan no menos de 50 dólares por adulto.

La cláusula decimosexta del mencionado convenio indica que al término de la vigencia (25 años), ''las partes se reunirán y se informarán de los resultados existentes en la aplicación de este convenio"; si los resultados son ''satisfactorios" -continúa el documento-, la colaboración se prorrogará.

Creo que ya sabemos lo que pasará terminados los 25 años del convenio.

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